CAMBIO A SU MUJER POR OTRA , PORQUE LE RESULTO MAS ATRACTIVA PERO LA VIDA LE DIO UNA GRAN LECCIÓN.









El mundo da vueltas! a un año me separé de mi esposa para estar con otra mujer, y si cambié, cambié porque la otra era más bonita“.

– Mira mi ex era gorda, Flácida, llena de celulitis y estrías, rollitos, tenía la barriga no era cuidada, vivía descabellada o con los pelos pegados, no usaba maquillaje, ni siquiera un lápiz labial, vivía con sus vestidos largos y sin forma, Uñas sin hacer, rara vez te afeites, cuando ponías una tanga siempre enrollada, sostén no formaba parte de su día a día, pechos muy caídos, las cejas por hacer, en fin (…) yo no sentía más atracción física por esa mujer , nada en ella me llamaba la atención, solo la recordaba como la mujer exuberante que un día conocí.








– Hoy después de exactamente un año me encontré con esa mujer que un día fue mi esposa…

Estaba hermosa, radiante; había adelgazado y no había señal de los rollitos ni de la barriga. El pelo suelto caía sobre sus hombros, un rojo radiante destacaba sus hermosos labios carnosos y lucía un vestido que destacaba su cintura, parecía haberse hecho exclusivamente para ella. No parecía el cuerpo de una madre de tres hermosos niños, mis niños.

Ahora estoy aquí sólo, recordando que esos kilos de más fueron a causa del embarazo de nuestro último hijo. La barriga flácida era porque se estaba recuperando de la enorme barriga donde ella cargó por nueve meses los mejores regalos que la vida me ha dado. La celulitis era porque cambió el gimnasio para quedarse en casa cuidando de nuestros hijos, no tenía tiempo parea peinarse todos los días, mucho menos depilarse, maquillarse o sacarse las cejas.

El poco tiempo del que ella disponía lo usaba para mi al grado de olvidarse de sí misma. Solía ponerse en segundo, tercer o cuarto plano. Cambió vestidos por pañales, tenía los pechos caídos pero estaba orgullosa de haber amamantado a su hijos hasta por dos años, no usaba sostén porque le era más fácil alimentarlos de esa manera. Y aún así, luego de toda la estampida de cocinar, planchar y limpiar, ella sonreía y se veía feliz con su familia, para ella no había nada más perfecto.

Hoy les cuento esto, yo que se que es tener una mujer de verdad en casa, yo que la dejé ir. Lo arruiné todo, perdí a esa mujer; tontamente cambié la belleza real por una belleza de fachada, pero aprendí la lección, me faltó comprensión y agradecimiento, saber reconocer el valor que tiene ser ama de casa.

Ahora ella está con el más pequeño de mis hijos, Benjamín, de apenas un añito; las otras dos ya son más grandes y no le consumen tanto tiempo; ahora puede cuidarse y se dió cuenta que no necesita de ningún pendejo para estar bien y sentirse especial, ahora sabe su valor. Si yo no supe y pude hacerme cargo, otro lo hará.

Valora compañero, porque una mujer de verdad no siempre tiene medidas perfectas, pero siempre tiene carácter.”





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